miércoles, 9 de enero de 2013

SOBRE EL HOSPITAL DE DÍA

                En el Hospital me siento integrada, aceptada y querida. Tengo compañeros de todos los caracteres y aun así, a pesar de nuestras diferencias, nos respetamos los unos a los otros y nos aceptamos tal y como somos. Todos somos conscientes del sufrimiento que a veces supone el tener una enfermedad mental, por eso nos ayudamos entre nosotros siempre que podemos.
                Aparte del compañerismo, en muchas ocasiones surgen hermosas amistades, nada superficiales sino profundas y sinceras. Ese es mi caso. Después del sufrimiento surgido del rechazo y del aislamiento, encontrar amigos y comprensión de parte del resto de los compañeros es como encontrar agua en el desierto. Porque así me he sentido yo, sola e incomprendida y me consta que no soy la única que ha pasado por eso.
                Para mí, el conjunto formado por los profesionales del Hospital y los compañeros, es una nueva familia, donde me ayudan y atienden en todos los sentidos.
Este escrito se haría muy largo si explicase todo lo que han hecho por mí en el Hospital. Nunca podré agradecerlo lo suficiente. Sólo sé que me levanto todos los días feliz porque voy allí, donde me olvido de casi todos mis problemas y río y disfruto con los talleres y con mis compañeros y profesionales.

Me siento muy afortunada por tener acceso a este recurso que es el Hospital y con este escrito quiero agradecer a todos los profesionales, desde lo más profundo de mi alma, el interés y el ahínco con el que me han ayudado a salir de una vida sombría a una vida llena de luz y optimismo. Gracias de todo corazón, gracias.

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